jueves, 19 de mayo de 2011

“LOS DOMADORES”


Me consideraba una persona apolítica. No quería pasar por un crédulo engañado ni por un fervoroso desilusionado.
No era para mí, de suma importancia, lo que podía llegar a acontecer.
Cometía el error de estar seguro que, quien maneja lo sucedido en un país era un cleptómano sin cura.
No sé si decir que de golpe y porrazo mi interés creció. Yo prefiero decir que fue gracias a alguien.
En algún lejano momento fui un transeúnte más. Esos que deambulan por la vida pensando en vaya uno a saber que.
Un buen día, un hombre domó un potro sin rumbo llamado Argentina.
Yo, que veía constantemente las jineteadas en mi país, creía como muchos otros, que ese caballo jamás se iba a encausar.
Costaba la doma, pero de a poco  se amansaba ese indomable.
Al verlo amansado y más que tranquilo, el mismo domador fue diciendo a viva voz que todos podíamos ser activos domadores.
Bajo ese lema oculto de que “nada es imposible”, empecé a creer que yo también podía participar de esa jineteada.
La voz de ese hombre, fue tomando color y se expandió por todo el territorio. Claro está que hay personas que viven apostando por un caballo indomable y no están de acuerdo de que alguien tome las riendas. Pierden y eso no les gusta.
Pude ver como la gente se acercaba curiosa a ese domador campechano y desalineado, pero inteligente y bondadoso por demás.
Primero fueron decenas, luego centenares, después miles y por último millones los que creerían con ganas las palabras traducidas en acciones de ese domador.
Fué tan grande lo que causó el domador, que el mismo no se creía capaz de seguir domando caballos.
Contra todo mal pronóstico su compromiso se triplicaba día a día. En cada ocaso perduraba una hazaña y en cada amanecer nacía un hombre nuevo.
Tan grande fué la entrega de este “rebelde idealista” que un buen día su corazón le dijo “hasta acá llegas”.
Era tan sabio él, que antes de que la vida se lo llevara y la historia lo resucitara, delegó su actividad a una mujer.
Esa mujer que lo acompañó a lo largo de su vida en las historias de domas y rebenques, era la que se subiría al mismo potro que él había domado.
Sanguínea, generosa y guerrera, quiso escribir su propia historia.
Las apuestas se abrieron nuevamente en contra de la nueva domadora. Alguna vez el caballo la tiró, pero se levantó y peleó.
La difamaron una y otra vez los apostadores. Ella solo ponía la otra mejilla, y en respuesta a los agravios domaba un potro por día.
Sigue jineteando esa dama de personalidad implacable, de ojos profundos y de sabias palabras.
Es esa mujer, que al igual que él, en cada ocaso hace perdurar una hazaña y que en cada amanecer hace nacer a una nueva mujer.    GRACIAS NESTOR Y CRISTINA!!!!
 

por Fede Campos, militante de la JDF en KOLINA Beazategui

Plenario del Kirchnerismo Berazateguense. Roberto Berrozpe de la JDF 03/03/2011